El turismo de aventura: ¿tiene
futuro? por Rodolfo Olmedo
*Director general de
Eccosports. Correo electrónico: rolmedo@eccosports.com.mx En
la red: http://www.eccosports.com.mx/
Notas del Webmaster: es interesante
aprender y aplicar experiencias de otros paises al nuestro, y asi
ganeremos tiempo al no cometer los mismos errores.
El turismo de aventura: ¿tiene
futuro? Para poder
contestar esa pregunta, conviene primero hacer un análisis crítico
de la situación actual de esta actividad desde diferentes
perspectivas:
Captación turística
Internacional. Es inexistente, salvo lugares
como Baja California, Barrancas del Cobre y posiblemente Quintana
Roo. La razón por la que hay afluencia turística en las dos primeras
zonas es que están dominadas prácticamente por operadores
extranjeros, que comercializan y contratan sus servicios de manera
directa en el extranjero -básicamente en Estados Unidos- y solamente
traen o reciben a sus grupos para prestarles los servicios de
operación y hospedaje en el territorio mexicano. En el caso de
Quintana Roo, la afluencia turística de naturaleza y aventura, en
actividades como el buceo, son sólo consecuencia del turismo
tradicional de sol y playa de Cancún.
Nacional. Representa un pequeñísimo
porcentaje del turismo tradicional y está muy concentrado en el
estado de Veracruz. Lo anterior, como consecuencia de dos factores
principales:
a) La alta
concentración de prestadores de servicios de rafting por los ríos
navegables en ese estado.
b) la
promoción que hizo la Secretaría de Turismo del estado en 1997 y
1998. En las demás entidades de la República apenas se inician
esfuerzos para crear la infraestructura de operación y
comercialización para detonar esta actividad.
Infraestructura
Contrariamente a la infraestructura que el turismo
tradicional requiere (aeropuertos cercanos, carreteras de primer
orden, sistemas eficientes de comunicaciones, gran capacidad de
habitaciones, servicios de energía, agua, salubridad, personal
calificado en servicios hoteleros, de alimentos y de
entretenimiento, entre otros), y que exige macroinversiones
financieras, el turismo de aventura y naturaleza requiere de
inversiones en infraestructura relativamente pequeñas. Por ejemplo:
empresas operadoras y personal eficientes, con buenos equipos de
operación; hospedaje acorde a las zonas: desde tiendas de campaña
hasta pequeños hoteles con comodidades propias de los tradicionales;
sistemas de telecomunicaciones y de caminos que garanticen una
pronta evacuación para casos de emergencia; transportación terrestre
adecuada a las circunstancias del terreno; normatividad y
reglamentación acorde a las características de la zona. Así, la
inversión necesaria solamente representa una ínfima proporción de la
requerida por el turismo tradicional.
Para la muy escasa demanda actual de los servicios
turísticos de aventura y naturaleza una buena parte de las
inversiones efectuadas por las empresas operadoras se encuentra
ociosa. Además, son inexistentes la normatividad y reglamentación,
las comunicaciones son francamente pobres y los servicios de
transportación deficientes.
Territorio y estacionalidad
Para fortuna nuestra, las condiciones climáticas de
la mayor parte del territorio nacional permiten una operación
continua todo el año. Además, pocos países tienen la riqueza que
tenemos nosotros en flora, fauna, paisaje, geografía, cultura
milenaria, etnias indígenas, cocina regional, etcétera.
Participantes en la actividad
Un análisis somero del papel que juegan algunos de
los actores que en ella participan permite ver los problemas
claves:
* Gobiernos federal, estatales y municipales.
En la última década ha sido inexistente la participación en el
desarrollo y en la promoción turística de aventura y naturaleza de
los distintos niveles de gobierno. Salvo algunas excepciones, como
la que mencionamos de Veracruz, la ausencia gubernamental ha sido
permanente.
* Empresas operadoras. Existen en la
actualidad no más de 60 empresas legalmente constituidas operando en
la República. Muchas de ellas en vías de desaparecer por la falta de
demanda de sus servicios. Es necesario hacer una autocrítica en
nuestras empresas si queremos mejorar la aportación a esta actividad
turística.
Lo anterior contrasta con el potencial de
crecimiento del turismo de aventura y naturaleza, el cual es
ilimitado por dos factores:
a) la base actual
de demanda nacional e internacional es de las más bajas del
mundo
b) las
riquezas naturales, culturales y climáticas de México son superadas
por muy pocos países. Pero estos dos factores no son suficientes sin
una activa y positiva participación de los actores.
Son necesarios un cambio en las actitudes y acciones
decididas de los involucrados en el asunto. En primer lugar, las
diversas instancias gubernamentales deben normar y reglamentar lo
referente al turismo de aventura y naturaleza; divulgar el potencial
que existe en nuestro país; apoyar esa actividad con incentivos
fiscales y financiamiento suficiente; vigilar estrechamente el
cumplimiento de obligaciones fiscales, laborales, migratorias y
aduanales con objeto de garantizar una sana competencia, justa y
equitativa. También, canalizar recursos para crear infraestructura
básica donde se requiera, garantizar condiciones de seguridad,
comunicaciones y capacitación para sus participantes.
En cuanto a las empresas operadoras y las
agrupaciones relacionadas con el turismo de aventura y la
naturaleza, éstas deben hacer un gran esfuerzo para profesionalizar
los servicios y el apoyo de carácter institucional a sus
asociaciones y entre ellas mismas. Igualmente, actuar con objetivos
muy claros a favor de sus asociados y convertirse en verdaderos
interlocutores ante las diferentes entidades de gobierno. Asimismo,
deberán coordinar las actividades a nivel nacional con las
asociaciones estatales.
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