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Arqueologia de Alta Montaña

Por Christian Vitry

Artículo publicado originalmente en la revista "YACHAYRUNA".
 Año 1, Nº 1. 1997. Universidad Nacional de Salta. Argentina.

La Arqueología de alta montaña es una disciplina relativamente nueva, surgida a raíz de los hallazgos realizados por andinistas en las laderas y cumbres de los picos andinos. Debido a las características particulares de este tipo de arqueología, para la cual se debe tener una preparación técnico - deportiva adicional, pocos son los especialistas que visitaron y estudiaron los sitios de altura o "Santuarios", como comúnmente se los denomina.

Cientos de construcciones entre los 5.000 y casi 7.000 metros de altura y diseminados desde el Ecuador hasta el centro de Chile son la evidencia de la gran cantidad de energía y organización invertida con fines religiosos y políticos. Hoy se sabe que una cultura poseía los medios necesarios para poder materializar tal obra, los INCAS. "La dominación que los cuzqueños ejercieron aquí fue breve (aprox. 1475 - 1532), pero el alto nivel de organización alcanzado se tradujo en obras arquitectónicas cuyos vestigios nos sorprenden. Además de los centros administrativos, fortalezas, tambos (tampu o albergues) y andenes de cultivos dispersos en gran parte del territorio e interconectados por un amplio e ingenioso sistema vial, los incas erigieron pequeños y grandes santuarios en las cumbres de numerosas montañas, llegando en algún caso hasta los 6.700 metros de altura. Con ello dieron un prueba mas de su admirable capacidad organizativa, asociada en este caso a la resistencia y adaptación a la altura de quienes planearon y ejecutaron las actividades y ceremonias correspondientes." (Dr. Juan Schobinger, 1997).

En relación a los hallazgos arqueológicos realizados en las altas cumbres o laderas, existen diversas opiniones al respecto. R. Raffino (1982) prefiere llamarlos "sitios de altura", ya que los mismos se encuentran entre los 900 y los 6.700 metros sobre el nivel del mar.

Antonio Beorchia Nigris (Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña- CIADAM 1985) los clasifica según la altura en: "santuario de alta montaña" cuando la altitud oscila entre los 5.000 y 6.700 metros, "santuario de media montaña": entre 3.000 y 5.000 metros y por último "santuario de baja montaña" si las alturas donde se ubican los sitios se encuentran entre el nivel del mar y los 3.000 metros. Por último, tanto el antropólogo norteamericano Johan Reinhard, como el arqueólogo Dr. Juan Schobinger, coinciden en que "alta montaña" se debe considerar a partir de los 5.200 metros, no obstante, este último opina que el término "arqueología de alta montaña" debe ser relativizado, pues, es necesario tener en cuenta la altura del cerro desde la base y su dificultad de acceso.


Un Poco de Historia.

Nuestro país, y especialmente Salta, tienen mucho que ver en la historia de la arqueología de montaña. El primer hallazgo del que se tiene noticia, se remonta a fines del siglo pasado (1888) cuando el geógrafo chileno Francisco San Román, anuncia haber hallado un "puñal de cobre" (tumi ?) en la cumbre del cerro Chuculai (5.420 m.), ubicado en la Puna salteña, próximo a los grandes volcanes limítrofes. En el año 1905, se producen dos hallazgos, uno sobre las laderas del volcán Socompa (6.031 m. Salta-Chile), a una altura de 5.300 metros, el incansable y pionero Federico Reichert ubica "una gran pila de madera dura", transportada desde centenares de kilómetros por los antiguos moradores andinos. El segundo descubrimiento de ese año (1905) y sin duda uno de los más importantes de nuestra provincia, se realiza sobre las laderas occidentales del Nevado de Chañi, cuando el Teniente Coronel E. Pérez, ubica sobre las laderas de la montaña de casi 6.000 metros, un enterratorio con el cuerpo momificado de un pequeño de aproximadamente 5 años; su ajuar constaba de dos ponchos, dos fajas tejidas en colores, un peine de caña, una chuspa (pequeña bolsa tejida) adornada con plumas, un canuto de caña con decoración pirograbada, un disco de barro cocido y varios fragmentos de tejidos. Lamentablemente no existe un registro o informe con mayores detalles del hallazgo que permitan hoy investigar más sobre el tema. El cuerpo momificado y su ajuar fueron donados al entonces recién creado Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires.

Otro descubrimiento que marca un hito importante en la arqueología de alta montaña se realizó en el año 1930 . El Profesor Eduardo Casanova (entonces ayudante de Salvador Debenedetti), asciende a la cima del Cerro Morado (5.200 m.), ubicado en la localidad salteña de Iruya, y descubre varias construcciones bastante destruidas, en cuyo contexto halló fragmentos de cerámica y algunos vasos casi enteros de marcado corte incaico, además, dos fragmentos de láminas de oro y plata, la parte superior de una campanilla de oro y 30 cuentas de collar de malaquita y lapislázuli (Casanova 1930); una de las plataformas tenía la particularidad de estar rellena con un manto de tierra vegetal (30 cm.) que seguramente fue transportada hasta allí desde las zonas bajas.

En el año 1954, un arriero buscador de tesoros, descubre en el cerro El Plomo (Chile) a unos 5.400 metros una momia infante que causó un gran impacto entre los estudiosos de la época. Es en esta década donde se produce una eclosión y son descubiertos una gran cantidad de sitios de altura en las elevadas montañas de la cordillera andina. Uno de los pioneros de esta actividad es el austríaco Matías Rebitsch, quien en el año 1956 asciende al volcán Gallán (6.000 m) y en un enterratorio de la cima halla estatuillas antropomorfas y zoomorfas. En 1958 regresa a la Argentina y arremete hacia el volcán Llullaillaco (6.739 m), donde realiza importantes descubrimientos y relevamientos. En el año 1965 el austríaco pionero de esta actividad realizó sus últimas expediciones, de las cuales se destacan los picos de la puna catamarqueña como el Peinado (5.740 m), Dos Conos (5.900 m) y el Azufre o Copiapó (6.080 m) .

Desde la década del ‘60 hasta la fecha se destaca la labor realizada por el Dr. Juan Schobinger de la Universidad Nacional de Cuyo, y especialmente la del director del Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña de San Juan, el andinista-arqueólogo aficionado- Antonio Beorchia Nigris, quien ha publicado una completa síntesis de los hallazgos de montaña realizados a lo largo de los Andes (CIADAM, Tomo 5, 1985). Desde la década de 1980 se destacan los estudiosteóricos y descubrimientos del antropólogo norteamericano Johan Reinhard, quien ascendió y exploró gran cantidad demontañas de Argentina, Bolivia, Chile y Perú. En 1995 realizó uno de los descubrimientos más espectaculares de la arqueología de alta montaña de los últimos tiempos: tres momias y un rico ajuar en la cumbre y laderas del nevado Ampato (6.300 m) en Arequipa-Perú. 

Actualmente, se puede decir con orgullo, que es en las provincias de Salta y Jujuy donde mayor actividad se registra, debido fundamentalmente a las investigaciones llevadas a cabo por los miembros del CECOPAM (Centro para la Conservación del Patrimonio de Alta Montaña - Salta) y las de la joven arqueóloga María Cosntanza Ceruti del Instituto Interdisciplinario de Tilcara y colaboradora del CECOPAM.

Sitios Arqueologicos o Santuarios de Altura en la Cordillera de los Andes.

La mayoría de los investigadores coinciden en que fueron los Incas quienes realizaron tales construcciones. Los elementos en los cuales se basan para sustentar tal afirmación se las podría separar en tres grupos: el primero se refiere a los restos materiales hallados en las cimas y laderas de las montañas andinas, los cuales poseen rasgos comunes e integrativos como ser: 



1.Explazo (ceremonial)
 
2.Círculo (ceremonial)

3.Sacrificios Rituales (humanos animales, sustitutivos)

4.Metalurgia

5.Lapidaria

6.Textilería

7.Arte plumario y malacológico
 
8.Fogones - Acumulación de leña

9.Uno o varios conjuntos de R.P.C. (Recinto Perimetral Compuesto), al pie o en las laderas
 
10.Red vial artificial al pie o laderas
 
11.Construcciones accesorias en la cumbre o laderas. 



El segundo grupo alberga las de las dataciones radiocarbónicas. Los fechados obtenidos hasta la fecha coinciden con el período de dominación incaica, entre mediados y fines del siglo XIII hasta casi promediar el siglo XIV.

El último grupo de evidencias se lo encuentra entre las fuentes históricas como las de Guamán Poma, Cieza, Cobo y Garcilazo; o en las etnohistóricas como las de los extirpadores de idolatrías (Ávila, Albornoz, Hernández Príncipe, Arriaga), las cuales brindan un esclarificador panorama sobre las prácticas cúlticas y religiosas de los Incas, como así también la importancia de las montañas y los fenómenos meteorológicos como seres ordenadores de la vida social, política y religiosa.

Como se mencionara anteriormente, esta disciplina es relativamente nueva, razón por la cual no ha llegado a desarrollarse en muchos países andinos como Bolivia, Ecuador y Perú. La Argentina y Chile son los países donde más descubrimientos y estudios se realizaron. Perú, en 1995, fue escenario de uno de los descubrimientos más espectaculares en la historia de la arqueología de alta montaña, cuando en el volcán Ampato, a 6.300 metros de altura, el cuerpo momificado de una "princesa" inca, vio nuevamente la luz del resplandeciente sol luego de cinco siglos de oscuridad y silencio. Sobre las laderas del mismo volcán se hallaron otros dos cuerpos sacrificados; todos con un riquísimo ajuar, rico en cuanto a la cantidad y calidad de los objetos hallados. Con este descubrimiento (que fue manejado políticamente por el Presidente Fujimori), Perú, sin duda, invertirá algunos dólares para la investigación y prospección de los sitios de altura de las altas montañas que atesoran mucha información y secretos en sus entrañas.

A los efectos de tener una idea visual y cuantificada de la distribución de los sitios arqueológicos de altura se presentan los siguientes cuadros y gráficos, cuyos datos fueron aportados por el Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña de San Juan (CIADAM) y el CECOPAM (Centro para la Conservación del Patrimonio de Alta Montaña - Salta).



· ARGENTINA:.........................76 sitios

· BOLIVIA:...............................7 sitios

· CHILE:.................................54 sitios

· ECUADOR:...............................1 sitio

· PERÚ:..................................27 sitios



En la República Argentina los sitios arqueológicos de altura conocidos hasta el momento son los siguientes:


· CATAMARCA:..................10 sitios

· JUJUY:............................9 sitios

· LA RIOJA:........................5 sitios

· SALTA:..........................39 sitios

· SAN JUAN:......................9 sitios

· MENDOZA:......................2 sitios

· TUCUMÁN:.......................2 sitios



Total: 76 Sitios de altura.


¿Porqué ruinas a tanta altura? : Hipótesis explicativas.

Muchos de los investigadores a través del tiempo han hecho interesantes aportes hipotéticos, tratando de encontrar una
explicación o sentido a estas evidencias arqueológicas tan singulares que se caracterizan por ser las mas elevadas del planeta.

Uno de los primeros intentos de explicar el porqué de los santuarios de altura fue el propuesto por el chileno San Román, quien pensaba que eran sitios de señalización, desde donde se comunicaban por señales de humo. El motivo principal de esta hipótesis es, sin dudas, debido a la presencia de leña y carbón en los sitios. Los Incas usaban el fuego y el humo como factor de señalización, pero siempre en los valles. También era costumbre quemar algunas ofrendas y el humo era un elemento que complementaba el rito (Díaz 1966). Esta hipótesis no se sostiene debido entre otras cosas a que, en las altas cumbres los vientos son tan fuertes que sería imposible que el humo se concentre para poder ser divisado. Por otra parte, sería necesario la permanencia constante de personas en las alturas, hecho que en la realidad es imposible, por último, debido a la disminución de oxígeno, la combustión se ralentiza. Finalmente, los elementos hallados evidencian su función religiosa o cúltica.

La hipótesis más difundida es la del culto al Sol, por tratarse de un elemento religioso incaico (al igual que la mayoría de los sitios). Tres son los argumentos que sustentan esta hipótesis como explicativa de los sitios de altura:


1.Los Incas cada vez que conquistaban un área debieron instalar un culto al Sol. 

2.Las altas montañas "acercan hacia el Sol" a aquellos que practican el culto. 

3.La mayoría de las aberturas de las construcciones apuntan hacia el Este, incluso algunas con ciertas precisiones astronómicas (coincidencia con los solsticios por ejemplo). 

Los tres argumentos anteriores tienen ciertos puntos débiles que hacen dudar de su veracidad. Por ejemplo, se carece de
referencias tanto históricas como etnográficas sobre el culto al Sol en las cumbres de los cerros. Por otro lado, los Incas tenían solo dos direcciones ceremoniales, Este y Oeste (Rowe 1930). El Este como dirección ceremonial es una constante en muchas culturas del mundo.

Muchos santuarios de altura están relacionados con explotaciones mineras en la base o ladera de la montaña. Es sabido que los Incas consideraban sagrada una montaña que tuviese metales y les rezaban para que los entregaran (Cobo 1964). Raffino señala que un 75% de los sitios de altura están relacionados con la minería; menciona incluso que uno de los motivos de la penetración incaica en la Argentina fue la búsqueda de minerales. Los mineros actuales aún realizan ofrendas a la montaña de donde extraen el mineral. No obstante, muchos e importantes santuarios de altura no están relacionados con la minería, razón por la cual es cuestionada esta hipótesis.

Por último, el Dr. Johan Reinhard, científico que ha ascendido a sitios de altura de todo Sudamérica y una de las máximas autoridades en la materia, posee una gran cantidad de pruebas a favor de la hipótesis de los ritos de la Fertilidad. Los ritos de fertilidad tienen en la actualidad total vigencia y parece ser que también tenía antes de la expansión incaica por todo el territorio Norte del Collasuyu. En esta hipótesis conjugan todos los elementos relacionados con la montaña y la dualidad impregnada en el pensamiento andino. El investigador Antonio Beorchia opina al respecto: "sospechamos, a la luz de los actuales conocimientos, que la adoración a las montañas fue una ostumbre típica del Collasuyu, que los incas asimilaron una vez conquistada esa región, yuxtaponiendo el culto del Sol (de Tunupa, de Illapa y otros?) a los ritos de la Fertilidad". Por su parte, el Dr. Juan Schobinger es de la idea que no se debe descartar el culto al Sol, sino considerarlos a ambos, pues en definitiva el sol, es el motor de toda fertilidad.

Para concluir con este breve análisis y destacar la importancia de la montaña como un "ser ordenador" de la vida social, política y religiosa de los habitantes andinos prehispánicos, es dable citar al Dr.Reinhard, quien, con suma claridad aborda el tema: "El estudio a las montañas y de las ruinas que en ellas se encuentran es importante para la comprensión de muchos aspectos de la religión Andina tradicional. Esto, porque en diversas áreas las ruinas constituyen los únicos sitios prehispánicos de tipo religioso.

Ellas también sirven para señalar las áreas de expansión incaica. Debido a que las montañas eran, sin lugar a dudas, adoradas con anterioridad a los Incas (aún si es que los sitios por sí solos demuestran ser de orígen incaico), ellas proporcionan la evidencia de conceptos religiosos prehistóricos.

El culto a las montañas ha sido denominado "El fundamento principal de la cultura andina", al proporcionar una unidad cultural subyacente a los pueblos andinos (Bastien 1978). Su antigüedad es obvia, ya que los rasgos básicos del culto a las montañas se han encontrado a través de todo s los Andes, ha sido señalado en las fuentes históricas más tempranas y en las leyendas, está basado en sólidas observaciones ecológicas y se ha mantenido hasta el día de hoy con muy pocos cambios a pesar del proselitismo Cristiano. Los descubrimientos relacionados con el culto a las montañas han probado ser aplicables también a antiguos centros ceremoniales ubicados en el llano" (Reinhard 1983).

A pesar de la variedad de hipótesis que se han postulado hasta la fecha, muchas son las dudas y cuestiones que quedan sin resolver. Es muy difícil para nosotros, habitantes del llano y las urbes, percibir mínimamente lo que la montaña ha representado y representa para los moradores andinos. Cuesta creer la trascendencia que han tenido los enormes colosos, llegando a representar el "axis mundi " (Elíade, 1994) de muchas culturas; el lugar donde habita Pachamama, donde Tunupa (dios del trueno) e Illapa (dios del rayo) alcanzan su máxima expresión y estremecedor poderío. Desde las altas cumbres se está más cerca de Inti (sol) y de Quilla (luna), dioses ordenadores y reguladores de la vida espiritual, moral y social; seres sobrenaturales sincretizados en elementos materiales como las montañas y todos los fenómenos con ella relacionados.

La Arqueología de Alta Montaña representa un gran desafío para los investigadores, quienes, en condiciones muchas veces extremas, deben olvidarse del cansancio y apunamiento para trabajar sobre los restos materiales dejados por esos hombres que hicieron de la montaña un objeto de culto.

B i b l i o g r a f i a

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